08 oct Navegar en equipo vivir en equipo
Mi primer contacto con la vela apenas lo recuerdo, solo sé que desde que era muy pequeña y acudía al club náutico a recoger a mi hermano a los cursillos de vela. En esos días mis padres ya me subían a los barcos en tierra mientras esperábamos a que mi hermano recogiera su Optimist y jugábamos entre los barcos.
Un verano llegó mi turno y me enfundaron en aquel traje semiseco heredado de mi hermano y me pusieron el chaleco para salir a navegar en mi primer cursillo de vela. Nos pasábamos allí todo el día, navegando en raqueros, cadetes, vaurien… y cuando llegó el invierno pasamos a hacerlo en optimist, un barco indivudual en el que navegan los niños hasta los 15 años.
Al terminar mi etapa en Optimist, me pasé a Laser otro barco individual y mientras navegaba en esa categoría tuve mi primer contacto en un equipo de vela. Empecé a lo grande con 10 chicas en un crucero de 37 pies, y aunque tenía 16 años y había 8 años de diferencia la siguiente más pequeña, tenía la máxima responsabilidad de dos de las tres velas del barco. Además en esos años comencé a navegar en la clase Match Race que todavía no era una categoría olímpica, pero me apasionaba y me encantaba competir en esa clase que era tan diferente a las otras, barco contra barco.
A finales de 2008 Támara Echegoyen me llamo para navegar con ella y formar un equipo de Match Race, estuvimos probando e intentabámos acudir a las regatas y concentraciones del circuito nacional, pero nos faltaba una proa con la que completar el equipo. Unos meses más tarde Ángela Pumariega se unió al equipo y por fin pudimos empezar a funcionar como un equipo de 3, para la campaña olímpica hacia Londres 2012.
Desde ahí lo de navegar en equipo se ha convertido en vivir en equipo…
Cuando formas parte de un equipo y te preparas para unos Juegos Olímpicos os puedo asegurar que pasas más tiempo con ellos al año que con tu propia familia. Tus problemas se convierten en tener todo preparado para el día siguiente, medir palos, revisar la flecha, cambiar labios, hacer embutidos… que lo más seguro es que no sepáis de que estoy hablando, pero lo que quiero decir es que tu máxima preocupación es que tanto en regatas como en entrenamientos el barco esté perfecto.
Además de los entrenamientos está el tema de la convivencia, ya que si entrenas fuera de casa ( como es nuestro caso) o si viajas para competir, lo más normal es que compartas piso o habitación con tu compañera o con el resto de tripulaciones del Equipo Nacional. Entonces ya lo del equipo se traslada a prácticamente 24h de convivencia.
En el último Campeonato del Mundo de 470 celebrado en Grecia este verano convivimos las 3 tripulaciones femeninas españolas juntas con nuestro entrenador. La casa al lado del club era una auténtica pasada así que todas estábamos encantadas. Pero hay veces que viajas y no encuentras o no puedes permitirte vivir en una casa tan grande ni tan cerca del club, y ahí la convivencia ya no es tan genial… la verdad es que yo siempre digo que lo más importante es tener un alojamiento en el que estés a gusto, porque si no la competición se te hace mucho más difícil.
Este año también he navegado en el equipo de J70 de Gonzalo Araújo, un barco muy divertido de 5 tripulantes, y en el que comparto equipo con 4 chicos. Durante el invierno competíamos en el Circuito Nacional en Vigo, regatas de fin de semana con muchísimo nivel y muy cerca de mi casa, así que un plan estupendo para compaginarlo con mis entrenamientos en 470 y los días de descanso que estaba en Galicia.
Navegar en este equipo de tripulante me gusta mucho porque aprendo muchísimas cosas y siento que puedo aportar al equipo otras tantas con mi experiencia en regatas y otros equipos.
Ahora mismo estoy en Barcelona entrenando con el resto del equipo nacional de 470 y vamos a entrenar aquí todo el invierno. Los entrenamientos están siendo muy duros pero hacerlo todos juntos nos está haciendo mejorar muy rápido y aprovechar muchísimo el tiempo.
Al final trabajar en equipo como todos sabemos, es lo mejor y lo único que da resultados…
¡Además el camino hacia Tokio es largo así que mejor hacerlo divertido! 🙂
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