23 ago Cuando fuimos Campeonas Olímpicas
El mes de agosto siempre ha sido mi favorito, por mi cumpleaños, las fiestas de mi ciudad, de mi pueblo, las vacaciones, el verano… pero desde hace 5 años es aun un poco más especial. Participar en los Juegos Olímpicos de Londres fue la experiencia de mi vida y hoy me gustaría recordarlo con todos vosotros.
Foto: Matías Capizzano, London 2012
Unos meses después de conseguir ganar el Oro, escribí este artículo para recordar los sentimientos y las emociones que sentí durante los Juegos y rebuscando y ordenando cosas, lo he encontrado. Espero que os guste.
Nuestro viaje a Londres empezó cuando en abril de 2012 supimos que seríamos las representantes de España en la modalidad de Match Race.
Hasta el momento había sido un camino largo y difícil cuyo objetivo era la participación en los Juegos Olímpicos.
Llegamos allí apenas cinco días antes de que comenzase la competición y no nos costó mucho adaptarnos a las facilidades que nos ofrecía la Villa Olímpica de Weymouth, donde residíamos los participantes de Vela.
Aunque nuestra competición comenzaba muy pronto, tuvimos la suerte de poder participar en el desfile inaugural, ya que consideramos que nos daría mucha fuerza e ilusión para empezar la regata. Fue uno de los momentos mágicos de nuestra experiencia, y para las tres fue un orgullo desfilar con el resto del Equipo Olímpico Español.
Al inicio de la regata nos propusimos navegar punto a punto y luchar cada regata como si fuese la última. Al fin y al cabo, era una regata más y en el mar nada era diferente a otra competición: todas partíamos con el marcador a cero y cada paso podría ser un punto a nuestro favor.
La primera fase la superamos entre las favoritas y cada vez íbamos teniendo más nombre dentro del Equipo Español.
Los cuartos de final fueron un paso difícil que afrontamos con autoridad, imponiéndonos en tres emocionantes regatas al equipo francés. Nos sentíamos fuertes, seguras y tranquilas; estábamos viviendo la competición más importante de nuestra vida y solo queríamos disfrutarla.
La víspera de semifinales fue la primera vez que me plantee que estábamos en unos Juegos Olímpicos y que las medallas podrían estar muy cerca. Me recordé a mi misma unos meses antes alcanzando el cuarto puesto en una competición anterior, decidí centrarme y logré salir al día siguiente al mar como si fuera el primero.
Esa mañana el tiempo fue distinto al resto de días, hacía muy poco viento y Eolo amenazaba con no permitir terminar todas las regatas. Esas condiciones nos favorecían, pero un error en la presalida nos hizo perder el primer punto. Conseguimos empatar al siguiente y luego cayó el viento.
En España los nervios estaban a flor de piel ya que si no se disputaba ninguna regata más nos quedábamos directamente fuera porque para desempatar contaba el punto disputado en la primera fase, y nosotras lamentablemente habíamos perdido contra Rusia. Pero en la bahía de Weymouth las “Xiquitas” no sabíamos nada, pensábamos que si no se completaba ese día la semifinal continuaríamos al día siguiente.
El viento permitió una prueba más, pero salimos detrás y con una penalización. En mitad de la regata conseguimos adelantarles y sacar la suficiente ventaja para penalizarnos y cruzar la línea de llegada delante. Era nuestro pase a la final, pero nosotras todavía no lo sabíamos.
Antes de llegar al puerto vimos las banderas de España ondeando a lo lejos y al resto de los integrantes del equipo celebrándolo. Nosotras en el barco, nos preguntábamos cómo íbamos a explicarles que aún íbamos 2-1 y nos faltaba un punto para pasar a la final. Pero nuestra sorpresa fue que al llegar, fueron ellos los que nos convencieron. Habíamos llegado hasta la final.
La sensación que tuve al día siguiente creo que no la olvidaré jamás: Salir al mar con una sonrisa y pensar que pase lo que pase, ya somos ganadoras.
Pese a que no éramos las favoritas y las condiciones del día favorecían al equipo australiano, fuimos a por todas. Teníamos el Oro al alcance de la mano y no lo queríamos dejar escapar. Conseguimos llevar la delantera durante toda la competición aunque nuestro rival nos empató en dos ocasiones.
Llegamos a un 2-2, todo o nada en una única regata de desempate. Yo sentí la satisfacción de estar jugando la final de unos Juegos Olímpicos, y sé que ellas también. Nuestro entrenador antes de la última regata nos dijo: “Disfrutar, lleváis entrenando mucho tiempo para navegar esta final, para estar aquí.” Y eso hicimos, disfrutar del buen trabajo de la preparación que nos había llevado hasta allí.
Nunca olvidaré la última popa cuando ellas ya estaban demasiado lejos, cuando el barco planeaba las olas mejor que nunca y cuando ya podíamos ver la línea de llegada; entonces ya no podía evitarlo, los brazos ya no me dolían, ya no sentía nada, solo podía sonreír.
Lo que vino después fue todo muy rápido la ceremonia de entrega de medallas fue uno de los momentos más especiales, ver a todo el equipo y toda nuestra familia disfrutando el Oro, una cena emotiva que tuvimos todo el equipo, y al día siguiente la ceremonia de clausura…
Que diferente fue entrar en el Estadio Olímpico, era una sensación de madurez mezclada con tranquilidad se habían acabado nuestros primeros Juegos y no podían haber ido mejor. Una experiencia inolvidable e irrepetible, que siempre quedara en nosotras.
Llegue a mi ciudad, A Coruña dos días después de la última regata, tuve un recibimiento espectacular que jamás olvidare. La ciudad se volcó conmigo y ahí me di cuenta:
Nuestro sueño era participar en unos Juegos Olímpicos pero esta vez habíamos soñado todos.
Equipo Olímpico Español de Vela, Londres 2012
10 Febrero 2013. Sofía Toro
Lo sentimos, los comentarios están cerrados en este momento.